13 de septiembre de 2025
20:30h
PAGAZZANO (ITALIA)
CASTELLO VISCONTEO
ONDAS DO MAR DE VIGO
Las siete cantigas de amigo de Martin Codax, juglar del siglo XIII
ONDAS DO MAR DE VIGO
Las siete cantigas de amigo de Martin Codax, juglar del siglo XIII
I
¿VISTE A MI AMADO?
Cantiga 1: Ondas do mar de Vigo / Martin Codax (c. 1250)
II
HE RECIBIDO UNA CARTA
Cantiga 2: Mandad’ei comigo / Martin Codax (c. 1250)
III
HERMOSA HERMANA MÍA, VEN CONMIGO A LA IGLESIA DE VIGO
Cantiga 3: Mia irmana fremosa / Martin Codax (c. 1250)
IV
¡QUÉ SOLA ME HALLO EN VIGO!
Cantiga 4: Ai Deus, se sab'ora meu amigo / Martin Codax (c. 1250)
V
VENID CONMIGO AL MAR DE VIGO
Cantiga 5: Quantas sabedes amar amigo / Martin Codax (c. 1250)
VI
BAILANDO EN LA IGLESIA DE VIGO
Cantiga 6: Eno sagrado, en Vigo / Martin Codax (c. 1250)
VII
¿POR QUÉ TARDA MI AMIGO?
Cantiga 7: Ai ondas que eu vin veer / Martin Codax (c. 1250)
Cantiga 1: Ondas do mar de Vigo / Martin Codax (c. 1250)
AQUEL TROVAR
Antonio Torralba, flauta, gaita y adufe
José Ignacio Fernández, cítola, guitarra y laúd medievales
Daniel Sáez Conde, sinfonía, rabel y carillón de campanas
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El Pergamino Vindel, que contiene el repertorio de esta velada, se llama así porque fue publicado en 1914 por el librero Pedro Vindel, quien lo descubrió en la encuadernación de una copia del De officiis de Cicerón. Es curioso que, aunque está intuición haya sido poco tenida en cuenta con posterioridad, Vindel intuyera ya entonces que pudiera tratarse de una colección de conjunto, ya que subtituló la publicación que daba cuenta del hallazgo como “poema musical de Martín Códax, juglar del siglo XIII”.
Y es que, de hecho, uno de los aspectos más interesantes de de las siete cantigas de amigo di Martin Codax conservadas en el Pliego Vindel reside en su más que probable carácter de cancionero de autor; más aún: un ciclo de canciones interconectadas, pensadas y compuestas para ser interpretadas en un determinado orden. En este sentido, podría tratarse del ejemplo más antiguo de ello.
Las siete cantigas están literaria y musicalmente interrelacionadas. Seis de ellas tienen música y una, la sexta (paradójicamente, la más musical temáticamente), no, por lo que la melodia que ofrecemos para ella en particular es una creación de AQUEL TROVAR.
La primera de las canciones es una interpelación al mar. La muchacha pregunta a las olas por su amigo ausente.
En la segunda aparece una carta que la llena de alegría y esperanza: su amigo no sólo está vivo, sino que goza de la estima del rey.
La tercera es una de las más bellas de la colección. La muchacha busca la complicidad de su hermana para que la acompañe en la peregrinación a la ermita de Vigo donde espera encontrarse con el amado.
En la cuarta dice que se encuentra sola y sin odiosas guardas que dificulten el encuentro amoroso, lugar común de las cantigas de amigo.
La quinta extiende la complicidad buscada en la tercera no solo a la hermana o a la madre, sino a todas cuantas conocen el amor.
La sexta es un baile en soledad de la bella doncella en el atrio de la ermita.
Y la séptima cierra el círculo volviendo a la pregunta sin respuesta que se lanza al mar: por qué el amado se demora tanto en venir.